Foto: El Diario de Ciudad Juárez
A continuación se reproduce la semblanza de Luis Carlos, publicada por sus compañeros del Diario de Cd. Juárez:
En su afán de convertirse en un profesional del periodismo gráfico, Luis Carlos Santiago Orozco se entregó de tiempo completo y sin cortapisas a capturar imágenes como fotógrafo de El Diario durante los últimos seis meses de su vida.
Escenarios urbanos, la bandera mexicana y el monumento de Los Indomables fueron las últimas imágenes que registró con su cámara, la cual junto con su identificación de trabajo siempre llevaba colgada al cuello.
“En muy poco tiempo Luis Carlos se distinguió por sus ganas de aprender y su entera disposición para trabajar, siempre estaba dispuesto a cubrir eventos a cualquier hora, nunca dijo que no aunque en ocasiones no tuviera los recursos para trasladarse o el mejor equipo para capturar imágenes”, mencionó Jorge Jiménez, jefe de fotógrafos en El Diario.
Por ese entusiasmo demostrado, pero también por su buen carácter, ingenio y grandes aspiraciones el joven de apenas 21 años de edad se ganó el afecto de sus compañeros de trabajo, quienes aseguraron que en muy poco tiempo logró sobresalir.
“Andaba muy contento porque se acababa de comprar una cámara digital profesional y estaba ansioso de aprender, siempre nos pedía consejos porque quería aprender rápido, quería tomar muchas fotos, quería sobresalir y lo estaba logrando porque en muy poco tiempo logró tener una visión profesional”, agregaron sus compañeros.
Luis Carlos nació el 5 de marzo de 1989 en Ciudad Juárez, lugar donde cursó hasta la preparatoria e inició estudios de Psicología en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), carrera que decidió suspender para dedicarse de lleno al fotoperiodismo en El Diario.
Fue el menor de cuatro hijos procreados por Francisco Santiago y Antonia Orozco, ésta última quien falleció cuando Luis Carlos apenas tenía cinco años.
Recientemente decidió vivir en unión libre con su novia de varios años, con quien planeaba formalizar su relación en un futuro.
De acuerdo con sus amigos, Luis Carlos era un joven sano, juguetón y bromista que siempre se distinguió por su autenticidad e imagen, ya que al ser aficionado del rock metálico siempre vestía de negro, usaba el cabello largo y recientemente se dejó crecer la barba.
También se distinguía por su altura, casi dos metros, mismo tamaño del que eran sus aspiraciones, pues en los últimos días logró registrarse para competir en el concurso estatal de periodismo José Vasconcelos, en la categoría de mejor fotografía.
Hasta ayer, su último día de trabajo, atendió un curso interno de fotografía en El Diario, del cual salió satisfecho porque aprendió y practicó técnicas de iluminación.
Como aficionado de la fotografía, en sus recorridos por la ciudad Luis Carlos siempre capturaba imágenes y hasta se preparaba con tiempo para tomar fotografías de fechas conmemorativas.
“Quería ser un buen fotógrafo y lo estaba logrando, no tenía temores porque era un joven muy sano y sin problemas, se desenvolvía como cualquiera de nosotros, no se inhibía y era responsable y respetuoso con la gente”, aseguraron sus compañeros.
Ayer planeó tomar fotografías con un lente angular que le pidió prestado a uno de sus compañeros, quien nunca imaginó que horas más tarde le iba a tocar cubrir la escena del crimen del mismo Luis Carlos.
Luis Carlos fue asesinado ayer por la tarde cuando se dirigía a comer junto con Carlos Sánchez, fotógrafo también de El Diario que resultó lesionado en el atentado ocurrido en el estacionamiento de un centro comercial ubicado a una cuadra de su centro de trabajo.
Carlos Sánchez, de 18 años de edad, apenas tenía unas semanas en el periódico como practicante, pues al igual que Luis Carlos tenía como propósito dedicar su vida al periodismo gráfico.
“En el camino sombrío he podido caminar, que todas las cosas que una vez tuve se han perdido mientras cruzaba por los senderos de destrucción, que una vez terminando el camino sin fin podré llegar a un camino donde sólo exista un lúgubre llanto de los niños, esos niños que derramaron su sangre gota por gota hasta juntar un lago lleno de ilusiones y promesas rotas que una vez sumergido podrás tocar hasta el alma más triste de este mundo”, publicó Luis Carlos por última vez en su perfil en una red social de Internet, en la cual también aparece con la cámara en la mano.
A continuación se reproduce la semblanza de Luis Carlos, publicada por sus compañeros del Diario de Cd. Juárez:
En su afán de convertirse en un profesional del periodismo gráfico, Luis Carlos Santiago Orozco se entregó de tiempo completo y sin cortapisas a capturar imágenes como fotógrafo de El Diario durante los últimos seis meses de su vida.
Escenarios urbanos, la bandera mexicana y el monumento de Los Indomables fueron las últimas imágenes que registró con su cámara, la cual junto con su identificación de trabajo siempre llevaba colgada al cuello.
“En muy poco tiempo Luis Carlos se distinguió por sus ganas de aprender y su entera disposición para trabajar, siempre estaba dispuesto a cubrir eventos a cualquier hora, nunca dijo que no aunque en ocasiones no tuviera los recursos para trasladarse o el mejor equipo para capturar imágenes”, mencionó Jorge Jiménez, jefe de fotógrafos en El Diario.
Por ese entusiasmo demostrado, pero también por su buen carácter, ingenio y grandes aspiraciones el joven de apenas 21 años de edad se ganó el afecto de sus compañeros de trabajo, quienes aseguraron que en muy poco tiempo logró sobresalir.
“Andaba muy contento porque se acababa de comprar una cámara digital profesional y estaba ansioso de aprender, siempre nos pedía consejos porque quería aprender rápido, quería tomar muchas fotos, quería sobresalir y lo estaba logrando porque en muy poco tiempo logró tener una visión profesional”, agregaron sus compañeros.
Luis Carlos nació el 5 de marzo de 1989 en Ciudad Juárez, lugar donde cursó hasta la preparatoria e inició estudios de Psicología en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), carrera que decidió suspender para dedicarse de lleno al fotoperiodismo en El Diario.
Fue el menor de cuatro hijos procreados por Francisco Santiago y Antonia Orozco, ésta última quien falleció cuando Luis Carlos apenas tenía cinco años.
Recientemente decidió vivir en unión libre con su novia de varios años, con quien planeaba formalizar su relación en un futuro.
De acuerdo con sus amigos, Luis Carlos era un joven sano, juguetón y bromista que siempre se distinguió por su autenticidad e imagen, ya que al ser aficionado del rock metálico siempre vestía de negro, usaba el cabello largo y recientemente se dejó crecer la barba.
También se distinguía por su altura, casi dos metros, mismo tamaño del que eran sus aspiraciones, pues en los últimos días logró registrarse para competir en el concurso estatal de periodismo José Vasconcelos, en la categoría de mejor fotografía.
Hasta ayer, su último día de trabajo, atendió un curso interno de fotografía en El Diario, del cual salió satisfecho porque aprendió y practicó técnicas de iluminación.
Como aficionado de la fotografía, en sus recorridos por la ciudad Luis Carlos siempre capturaba imágenes y hasta se preparaba con tiempo para tomar fotografías de fechas conmemorativas.
“Quería ser un buen fotógrafo y lo estaba logrando, no tenía temores porque era un joven muy sano y sin problemas, se desenvolvía como cualquiera de nosotros, no se inhibía y era responsable y respetuoso con la gente”, aseguraron sus compañeros.
Ayer planeó tomar fotografías con un lente angular que le pidió prestado a uno de sus compañeros, quien nunca imaginó que horas más tarde le iba a tocar cubrir la escena del crimen del mismo Luis Carlos.
Luis Carlos fue asesinado ayer por la tarde cuando se dirigía a comer junto con Carlos Sánchez, fotógrafo también de El Diario que resultó lesionado en el atentado ocurrido en el estacionamiento de un centro comercial ubicado a una cuadra de su centro de trabajo.
Carlos Sánchez, de 18 años de edad, apenas tenía unas semanas en el periódico como practicante, pues al igual que Luis Carlos tenía como propósito dedicar su vida al periodismo gráfico.
“En el camino sombrío he podido caminar, que todas las cosas que una vez tuve se han perdido mientras cruzaba por los senderos de destrucción, que una vez terminando el camino sin fin podré llegar a un camino donde sólo exista un lúgubre llanto de los niños, esos niños que derramaron su sangre gota por gota hasta juntar un lago lleno de ilusiones y promesas rotas que una vez sumergido podrás tocar hasta el alma más triste de este mundo”, publicó Luis Carlos por última vez en su perfil en una red social de Internet, en la cual también aparece con la cámara en la mano.
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