domingo, 19 de septiembre de 2010

Guerra NN: Guía rápida para contadores perplejos

1.- Nuestro trabajo es nombrar. Más que contadores, somos nombradores. Toda historia empieza con un nombre. Tras el nombre viene la fecha, el lugar, las circunstancias, el relato. Con un poco de suerte, algún día la verdad se aparece por ahí. Por ahora nosotros contamos sólo una parte de la historia, un milímetro del iceberg, lo evidente. Las causas están abajo, sumergidas en presente. Las causas le tocarán a la Historia con H mayúscula. Lo nuestro es que ningún nombre quede callado. En el antiguo Egipto, los muertos revivían por un instante al pronunciar sus nombres. Nosotros dejamos los nombres en nuestra lista para que, si el relato, las causas, las explicaciones aparecen algún día, devuelvan (si tal cosa es posible) un poco de justicia a los ajusticiados.

2.- Por lo mismo, es importante mantener la coherencia de los datos. A veces, los no identificados encuentran una identidad dos o tres días después. Hay que actualizarlos en el blog correspondiente al día, lanzar un nuevo tuit con el nombre y borrar el viejo tuit de "hombre no identificado". Y sin embargo en esta drôle de guerre la mayoría de los ejecutados mueren sin identidad. La policía de Nuevo León los etiqueta como "NN": no nombre. Ese sería un buen apelativo para esta guerra: la Guerra NN, guerra anónima donde no hay frente, no hay trincheras, o acaso si las haya, enterradas en los balances generales, en libros contables confidenciales, en estados de cuenta. En esta guerra tan extraña, sin ideología ni banderas, los muertos pierden hasta el nombre de pila. ¿Dónde están los familiares de los desaparecidos? En el mismo lugar que gran parte de la sociedad: el calladito, el obediente, el superviviente silencio.

3.- El contador cuenta las víctimas con un día de retraso. Hoy domingo 19 se cuentan las víctimas del sábado 18 y así sucesivamente. No pretendemos ser fuente de noticias, sino fuente de memoria. Si la justicia llega algún día, que los nombres tengan un lugar donde esperarla. Además, el día de retraso da tiempo para identificar a las víctimas. Repito: más que el número, más que la cifra, lo nuestro son los nombres.

4.- Hacer la cuenta es dar un viaje de varias horas por todo el país. Por exceso de trabajo, este contador no ha logrado especificar la fuente de cada elemento de la cuenta (metodológicamente, eso sería lo más apropiado). Dejo aquí una lista de hipervínculos con las fuentes, en el orden en que este contador las visitaba cotidianamente. Se empieza por las nacionales: Proceso, Excelsior, El Universal y La Jornada. Siguen las estatales: El Mexicano de Tijuana, El Diario de Ciudad Juárez, JuárezPress.com, radio Calibre 800 (Juárez), El Paso Times, El observador, Entrelíneas y El Tiempo en Chihuahua, Diario Debate en Culiacán, Periódico del Noroeste en Sinaloa, El Siglo de Durango, El Porvenir y Nortedigital de Monterrey, El siglo de Torreón, Milenio Diario Guadalajara, El Sur de Acapulco, Noticias de Puebla, la sección Estado de México de El Universal, La voz de Michoacán, Imparcial de Oaxaca, Diario de Chiapas, Diario de Quintana Roo, Quequi (QR), Diario de Yucatán. También hay fuentes alternativas a la prensa tradicional, de donde hay que sacar información con cautela, siempre cruzando datos con fuentes más fiables: el blog del Narco y el blog Nota Roja.

5.- Pregunta deontológica para saber qué imágenes incluir en el sitio. Si el difunto fuera un pariente o un conocido, o tú mismo (se ruega tocar madera): ¿te gustaría ser exhibido así? (Post data: seamos fuente de memoria, no de amarillismo).

6.- Escribir notas breves. Usar tiempo presente en la medida de lo posible. Centrarse en los detalles biográficos o humanos. No tomar partido, en la medida de lo posible. Un detalle certero exhibe y denuncia más que un adjetivo.

7.- Después de actualizar el blog, hay que ir a actualizar Twitter. Es muy sencillo: basta con reducir las notas a 140 caracteres. A veces, los seguidores de @menosdias tienen información que nos falta. También los comentaristas del blog.

8.- En mitad de la semana, por ahí del miércoles o jueves, pasado el impulso inicial, el contador puede caer en un bache anímico, dada la aridez de la tarea. Sepa el contador que somos como camilleros electrónicos de esta extrañísima guerra anónima: nuestra misión es traer aquí a los caídos de cualquier bando para atenderlos en este, nuestro modesto hospital nominal, en donde acaso (como en el antiguo Egipto), al pronunciar su nombre, recuperen algo de la humanidad perdida.      

Jorge Harmodio.

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